(...) Y la Muerte, cuando ya había reclamado todas las almas en el fin de los tiempos, ya agobiada por la culpa y por su agotado corazón, intentó suicidarse con su propia guadaña sabiendo que, paradójicamente, no era dueña de su vida.
Y allí quedó, sola en un mundo devastado, condenada a agonizar y a continuar con su crudo labor luego de que el Eterno realizase la Nueva Creación.
Fin
jueves, 18 de marzo de 2010
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